El Pastor de Brie analizado por J. Antonio Cabezas




El Pastor de Brie





Soberbio y forzudo


El Brie es un perro duro y sobrio, aunque muy llamativo debido a su capa de pelo y a sus graciosas orejas. En efecto, el pastor de Brie es un fuerte atleta de pelo enredado que se muestra siempre útil sobre el terreno y presenta buenas dotes para el adiestramiento. Además, este pastor de brava personalidad, es un maravilloso compañero en el seno familiar.

Si hay un pastor típicamente fran­cés, éste es el Briard, pues sus orígenes reafirman su naciona­lidad.

En 1809 se le nombró a la raza
"Perro de Brie"
. Posteriormente, en 1863, cuando la Sociedad Imperial de Aclimatación organizó la primera exposición de perros de pastor en Gran Bretaña, la perra llamada "Char­mante" ganó el premio de honor en la categoría de perros de pastor.

En 1909, los primeros aficionados de Briard decidieron fundar el Club Especial de la raza. Hasta ese momento no existía ningún club de raza de pastor. El Club del Beauce­ron fue el próximo en fundarse, dos años más tarde.

Podríamos afirmar que en la actuali­dad el Briard es el único perro de pastor francés conocido en el mundo entero.

En cuanto a la selección de la raza, la primera descripción del Briard fijó que
“su pelo largo se extiende sobre todo el cuerpo” y que el color negro “es el tono dominante”. Se precisa también el tamaño y la forma de las orejas y la cola, mencionando que lo más habitual es cortarlo. Se menciona también que la raza es más empleada en “los países de llano, de extensas laderas apropiadas para el ganado lanoso”.


Se sabe que este perro se extendió fuera de su supuesta región de nacimiento, a principios del S. XIX.

Los investigadores de los orígenes del Briard Afirmaron que el Mastín debía ser considerado como el principal ancestro de la raza; el pastor de Brie se consideraba como un cruce entre el Mastín y el Barbet, aunque estos cruces no se hacían desde un punto de vista cinófilo ni técnico.

En las regiones donde no se temía al lobo los guardianes de ganado no tenían ninguna función. El Mastín se manifestó realmente apto para la guardia del gana-do frente al lobo. La utilidad de otros perros evolucionó hacia la conducción de ganado y el Briard se manifestó muy eficaz para esta tarea gracias a su fuer­za un poco brutal. Los pastores de tipo Barbet, conductores de ganado trashu­mante, se revelaron realmente hábiles como perros de pastor, pero no aptos para tareas de agua o de muestra. Uno de sus descendientes, nuestro Perro de Agua Español, recientemente reconoci­do por la Federación Cinológica Interna­cional, es por el contrario un perro de pastor y auxiliar de caza a la vez.

Los criadores de la raza Barbet y de sus razas descendientes se dieron cuenta rápidamente de las extraordinarias posi­bilidades de adiestramiento que presen­taba esta raza, de su docilidad y fideli­dad y estas cualidades fueron asociadas al pelo largo. Sédir, autor de un famoso estudio sobre el Pastor de Brie publica­do en 1926, manifestó su opinión al res­pecto:
"pienso que los perros de pelo largo parecen ser más inteligentes que los de pelo cortó. Comprenden mejor lo que su dueño les pide y aprenden más rápido. Tienen una dulzura, una lealtad y una fidelidad superiores a la media y el Pastor de Brie posee estas cualidades al más alto nivel".


Como no existían más perros de pelo largo en la región de Brie, el Pastor de Brie se convirtió en el símbolo de la fide­lidad. La selección de la raza se hizo en un contexto donde su utilidad era cada vez menos evidente.

Más tarde, se reconoció la diversidad de razas de pastor de origen francés y las fantásticas cualidades de todas eLlas. Pierre Magin, un gran conocedor y cria­dor de la raza, afirmó que
"hasta 1893, incluso en las exposiciones caninas, no se distinguía ninguna raza; en cambio, las distintas denominaciones de las razas existentes (perros de Brie, de Beauce, de los Pirineos, de Picard, del Languedoc, etc.) no tenían en común ningún rasgo excepto su país de origen"
Esta afirmación demostró que estas razas no se identificaban ni distinguían, sino que se las mezclaba en un mismo grupo, simplemente unido por la nacio­nalidad.

La creación, en 1896, de un Club Francés del Perro de Pastor fue orientada a la unifi­cación de razas más que a la diversidad. Recordemos que este club estuvo subven­cionado por el Ministerio de Agricultura y gobernado bajo la batuta de autoridades científicas. ¿Era posible reunir todas las razas de pastor francesas en una sola? ¿era esta la opción aconsejable? Estas cuestiones fueron rápidamente descarta­das y los aficionados a cada raza crearon su club diferenciado.

Hasta los años 70, el Briard era un perro destinado a los montes, propiedad de un número reducido de pastores. A finales de los años 60, en su país de origen, Francia, sólo se contabilizaban unos 200 nacimien­tos anuales. Sin embargo, a partir de 1978-79, la progresión del Briard fue numérica­mente asombrosa.

El Pastor de Brie reunía diversas cualida­des muy apreciadas y valoradas por aquel entonces: una talla por debajo de la media, grandes disposiciones para la protección y abundante pelo. Sin embargo, estas cuali­dades podrían ser tomadas como puntos negativos: el volumen es espectacular pero un poco embarazoso en según que pisos y espacios; un buen guardián significa tener un fuerte carácter y este rasgo requiere una buena educación y pruebas de autori­dad por parte del dueño; por último, un pelo largo y abundante requiere ciertos cui­dados y dedicación.

El aspecto del Briard siempre ha provoca­do una admiración excepcional y quizás ésta ha sido la causa de su declive actual. Sin embargo, los verdaderos aficionados a la raza no tienen en cuenta las pequeñas desventajas del pelo y valoran otros aspec­tos de la raza que son de gran interés. En efecto, los grandes conocedores de la raza, afirman que la belleza no es la mejor de las cualidades de la raza.

El standard describe un pelo seco, llama­do pelo de cabra, que se ha dejado de lado para ser sustituido por un pelaje más espe­so, con un subpelo más abundante.

En cuanto a los tonos, el leonado prevale­ce sobre el negro y el gris, que eran los dominantes en los primeros tiempos. El leonado no debe tender a caoba ni ser demasiado claro; en efecto, no debe dar la impresión de un pelaje bicolor -aunque un tono ligeramente más claro en las extremidades no constituye un defecto.

Por otra parte, se tiende a pensar que la talla, con el paso del tiempo, ha evo­lucionado. En realidad, el máximo de 68 cm para los machos existe desde el primer standard. Es cierto que los mínimos exigidos han aumentado en 4 cm; antes se aceptaban los 56-65 cm y actualmente se exigen los 56-64 cm. Los Briards de hoy parecen más impo­nentes porque las medidas se han desplazado hacia el límite superior. Algunos centímetros de más, un pelaje más largo y abundante, y las orejas claramente enderezadas, con el extre­mo redondeado, son factores que par­ticipan en la mejora de la raza. En los orígenes, las orejas se dejaban muy cortas y eran, pues, menos visibles. En la actualidad, se autorizan también las orejas naturales, caídas, aunque las orejas derechas, cortadas en redondo, son importantes parta caracterizar a la raza.

Así pues, podemos constatar que ha evolucionado más la presentación de la raza que su morfología. El pastor rustico de entonces, de pelaje enredado y oscuro, se ha convertido con el tiempo en un guardián altivo de cabeza alta. Con el paso del tiempo, también se han aclarado sus cejas tan densas que impiden que el perro pueda ver de día. Por otra parte, se ah eliminado el exceso de subpelo de la parte trasera. La antigua variedad de pelo lanoso no está en primer lugar, aunque su herencia no ha sido olvidada y ha servido en la actualidad para dar una silueta más sofisticada a la raza. Actualmente, el Briard es un perro situado al límite de la sofistica­ción: algunos ejemplares pueden ser perfectamente mantenidos con la ayuda de un simple cepillado semanal. Un Pastor de Brie que comparte la inti­midad de su familia que quiera presen­tar un aspecto cuidado debe ser arre­glado dos o tres veces por semana. Un cepillo metálico de dientes separa­dos y un peine de rastrillo bastará para acabar con los nudos de nuestro com­pañero; jamás deberemos utilizar una rascadera o una carda. El baño puede ser frecuente si es necesario, pero siempre tendremos que proceder a esta práctica después de un buen desenredo. Si se trata de un ejemplar de exposición, el baño tendrá que efectuarse ocho días antes para evitar presentarlo con demasiado volumen.

El Briard es un perro extremadamente robusto, muy vivo y despierto. Como todas las razas grandes, el Briard puede sufrir displasia de cadera, aun­que esta afección no es muy frecuen­te. La evidencia de problemas de visión (en particular atrofia progresiva de la retina) tiene una gran resonancia e impone un control muy atento de las líneas y de los reproductores. Sin embargo, el primer factor inquietante para un criador o un dueño de la raza es la torsión de estómago. Debere­mos adquirir un buen hábito alimenta­rio (fraccionamiento de las raciones tomadas en un entorno de tranquili­dad) para evitar esta patología; en caso de que no hayamos podido evi­tarla, el dueño deberá llevar rápida­mente a su perro al veterinario.

La talla de las orejas, factor muy característico de la raza, favorece su mantenimiento higiénico: deberemos supervisar regularmente el interior de las orejas para prevenir las otitis.

No debemos olvidar que el Briard, ante todo, es un perro que rebosa carácter y dinamismo. Es un perro testarudo y a veces dominante -sobre todo los machos. Por ello, los dueños de esta maravillosa raza deberán tomarse en serio la educación de su perro y mostrarse firmes cuando el momento lo requiera.

Es preciso educarle con cierta firmeza desde muy pronta edad; al mismo tiempo, no se debe ser brusco con él pues es un perro muy sensible y hay que conocer su sicología para manejar su carácter. Firmeza no deberá ser jamás sinónimo de brutalidad. Para lograr que nuestro perro obedezca sin problemas tendremos que empezar el proceso de educación desde muy joven, lo que no significa ir demasiado rápido. El Briard no es un perro muy precoz, por lo que deberemos mostrarnos pacientes cor él si queremos que aprenda y asimile los pilares necesarios para una buena ­educación. Lo esencial es que logremos formar un equipo con nuestro Briard, conservando y potenciando e entusiasmo característico del perro.

La educación del Briard precisa un poco de sicología; sin ser un perro complicado, no debemos someterlo una rutina ni encuadrarlo en un adiestramiento demasiado severo y rígido pues de ser así, el perro quizás no responderá tan bien como esperaríamos Por ello, esta raza suele ser discreta en las pruebas deportivas o de utilidad. E Briard aparece regularmente en con cursos con rebaños, pero se trata dE una disciplina con un desarrollo imita do. Muestra grandes cualidades en e rastreo por sus dotes olfativas y su iniciativa, y por ello es un buen rastreado en la búsqueda de accidentados en escombros. Pero en conjunto, el Briard es sobre todo un buen perro de familia. En los años 80, el Briard era más frecuente en los terrenos de adiestramiento. Las estadísticas de la Sociedad Central Canina muestran que actualmente se libran notablemen­te menos carnets de trabajo que hace doce años. El agility es una buena acti­vidad para cubrir las necesidades de educación del Briard y sus dueños pueden llevarlo a cabo de forma acti­va y lúdica. En efecto, el agility es una actividad que por su carácter lúdico y el entorno natural que requiere, está adquiriendo cada vez más aficionados. Quizás a veces se ha atribuido al Briard un temperamento nervioso. Esta agresividad o inestabilidad no son en absoluto propias del carácter de esta raza. Si se detectan estos rasgos negativos en el carácter del Briard es debido a un defecto de cría importante, pues significa que el criador no es un buen profesional y no ha sabido asegurar la perfecta y verdadera sociabilidad de los cachorros. El Pastor de Brie típico es un modelo de equilibrio.

Por suerte, hay muy buenos aficionados a la raza que tienen la perseverancia necesaria para seguir criando Pastor de Brie en buenas condiciones y seguir conservando en buen estado a la raza.

El Pastor de Brie analizado por Cabezas